Víctor
Barrera
El 1 de julio del 2018 marcará un hito en la
historia y en las elecciones de México. Nunca se había vivido un fenómeno tan
portentoso en las elecciones. Hubo una participación ciudadana del 63 % del
padrón electoral de 89, 250, 881 electores. El candidato ganador Andrés Manuel
López Obrador (amlo), obtuvo el 52.9 % de los votos. De acuerdo con Instituto
Nacional Electoral (INE), corresponde a 29, 774, 641 votos (hasta el momento)
(INE, 2018a). Para dimensionar este dato, habría que recordar que Enrique Peña Nieto en 2012, obtuvo alrededor de 19, 000, 000 de votos, que hasta ese momento, se consideraba la cifra más alta (2013, IFE). Con esa cantidad de votos de toda la república, amlo llegará a la
presidencia envestido de una gran autoridad moral. Tendrá todas las
herramientas para hacer los cambios que deseé. El resto dependerá de su
capacidad para cumplir con sus promesas. En ese sentido vale la pena analizar
algunos aspectos que ocurrieron y otros, que tal vez pudieran darse.
De forma sorpresiva el fenómeno “López Obrador” contagió a electores y
políticos, de tal manera que el efecto en las votaciones fue verdaderamente
avasallador. La hecatombe fue tan poderosa, que amlo ganó la votación
mayoritaria en todos los estados del país, con excepción del estado de
Guanajuato, donde la mayoría de los votantes no le otorgó su votó (PAN 46%, PRI 18%, Morena 34%) (INE,
2018b). Guanajuato se convertirá de
facto, en el “bastión de la resistencia” anti-lopez-obradorista (Ver
artículo de Saúl Arellano “Por qué el PAN
sigue ganando en Guanajuato… y por qué puede perder el estado”, liga al
final de este documento)
Este fenómeno no
sólo favoreció al candidato a la presidencia, sino a una mayoría de los
candidatos, para gobernadores, senadores, diputados y presidentes municipales.
El efecto Tzunamí se propagó por toda
la república. ¿Cuál fue la razón de este fenómeno? Los analistas parecen coincidir en una causa fundamental: El Hartazgo. Desde hace tiempo los
problemas se han acumulado y la violencia, corrupción y manejo discrecional de
la ley, hartaron a un pueble cansado e indefenso. Amlo fue el receptor de
dichas molestias que éste lo convirtió en votos. Aunado a este factor, los dos
partidos tradicionalmente aliados, PAN y PRI, rompieron sus nexos y se desató
una lucha intensa entre ellos, que incluyó al presidente en funciones. Lejos de
beneficiar al PRI o al PAN, sólo ocasionó que amlo subiera en las encuestas.
Como suele ocurrir en estos casos, los arribistas y
políticos acomodaticios, no tardaron en “subirse” a la ola lópez-obradorista,
en busca de puestos y prebendas. No todos los seguidores de amlo, son parte de
ese movimiento. La sociedad ha criticado fuertemente el nombramiento de algunos
de los candidatos.
El partido Morena entra en una encrucijada
importante: Decidir si pasa de ser un movimiento
a conformarse como un partido. El
origen de Morena ha sido tan acelerado y formado más sobre una base de una organización civil, que de un
partido. Por lo cual requiere fortalecer su estructura de forma tal, que no sea
un instituto político que se mueve alrededor de un solo hombre. Si bien es
cierto que esa es su gran fortaleza, también es su mayor debilidad, como dijera
el Dr. Mauricio Merino (Del Collado, 2018). De lo contrario corre el riesgo que
debido a un retiro de amlo, esta organización comience a desmantelarse. Las
luchas internas por el control del partido, podrían hacerse evidentes. Hay que
recordar que Morena está formado por una diversidad de corrientes, personas y
criterios; algunas incluso parecen contradecirse (Paco I. Taibo y Germán
Martínez, por ejemplo). Una ola gigantesca no supone que debido a su tamaño,
implique necesariamente una estructura.
Como resultado del fenómeno López-obrador, el
próximo congreso estará dominado por un solo
partido. Según las predicciones, Morena tendrá 310 diputados, contra 129
y 61 de los partidos de oposición, PAN y PRI, respectivamente. En el Senado
Morena tendrá 69, en contraste con 39 y 20 de los otros dos partidos (PAN y
PRI) (Reforma, 2018). Este hecho significa que Morena y amlo, tendrán la mayoría relativa en ambas cámaras y por
tanto, les permitirá presidir todas comisiones del congreso y aprobar cualquier
iniciativa que venga del presidente electo. Esta circunstancia será de una gran
ventaja para echar a andar cualquier iniciativa sin tomar en cuenta realmente a
la oposición. Pero también se convierte en un riego, ya que no tendrá los
contrapesos deseados en toda disertación política. Un arma de dos filos.
No obstante amlo y Morena, podrían no tener la mayoría calificada, requerida si se quisiera hacer una reforma
constitucional. Esta posibilidad aún está por definirse. Morena tendría que negociar con alguna otra
fuerza política y dadas circunstancias, el grupo probable con quien podría
hacerlo, sería con el PRI. La coalición PRI-PAN quedó rota resultado de una
lucha feroz entre ellos. Además, de acuerdo con los conteos rápidos de los institutos electorales locales, Morena tiene
mayoría en 19 de 26 congresos locales (El Universal, 2018a). De lograr la
mayoría calificada en el congreso podría modificar la constitución, ya que Morena
no tendría problema en avalarla en los 17 congresos locales que se requieren (El
Universal, 2018b).
Un dato curioso es el estatus que han adquirido los
partidos políticos: El Partido del Trabajo (PT) y el Partido de Encuentro
Social (PES). El primero fue un partido que prácticamente había perdido su
registro en las elecciones pasadas y se sabe que fue una maniobra política
orquestada por el PRI, quien “salvo” su permanencia. Hoy ese partido tendrá más
diputados que el propio PRI, gracias a su coalición con Morena, contrincante
del PRI (61 del PT contra 42 del PRI). El segundo, el PES, un partido de
tendencia ultraconservadora, de derecha, llega al congreso gracias al apoyo de
un partido que se supone de izquierda, y que tendrá 58 diputados (Chávez en EL
Financiero, 2018
Las
elecciones del 2018 podrían resumirse en dos factores históricos que caracterizaron
la jornada: hartazgo y voto masivo.
La expectativa es grande. Las promesas del
presidente electo parecen difíciles de cumplir. Los expertos en el área
económica repiten incansablemente, que debido a la falta de recursos, sólo hay
dos opciones que permitirían cumplirlas: aumento de impuestos o endeudamiento.
Ambos descartados por amlo.
El futuro para Morena, amlo y México, no está
claro. La prudencia indica no dejarse llevarse por la soberbia, tanto para el
presidente electo, como para los candidatos electos en puesto para gobernadores, senadores y diputados. El
temperamento de algunos de sus seguidores puede también rebasar al partido. Se
dice que hay que saber perder una elección, pero también se requiere saber ganarla.
El país entra a un terreno desconocido. Por vez
primera desde el México post-revolucionario, la nación mexicana se desarrollará
SIN la presencia hegemónica, cultural y de usos y costumbres del PRI. Ningún
mexicano con vida, ha presenciado esa posibilidad. No habrá manera que el
partido que ha estado presente en la historia moderna del país, dirija el
destino de los mexicanos.
4 de julio del 2018.
REFERENCIAS
Del Collado, F. (2018). Tragaluz. Milenio TV. Emisión del 2
de julio.
Reforma (2018). 3 de julio del 2018.
Artículo
Arellano, S. “Por qué el PAN sigue ganando en Guanajuato…
y por qué puede perder el estado”