25 oct 2013

"Gravedad": una reflexión personal


La película de Alfonso Cuarón “Gravedad”, se estrenó en México hace unos días. Al asistir a la sala de cine y ver el trabajo de Cuarón, vinieron a mí algunos pensamientos que me gustaría compartir. Me parece que la película podría analizarse en cuatro niveles: uno superficial, otro esencial, uno más esotérico y uno final de ciencia ficción.

1. LO SUPERFICIAL. Haciendo a un lado los aspectos más evidentes (una película de acción y de buenos efectos especiales), el tema muestra la capacidad que tiene el ser humano para  sobreponerse a los retos más difíciles que le presenta la vida. A sacar fuerzas de la nada, cuando todo parece estar perdido. A no confundirse con sus propios demonios y valorar lo que se tiene. A evitar el miedo de sí mismo y darse cuenta de que se es capaz de llevar a cabo las hazañas más increíbles, cuando todo parece que le abandona.

2. LO ESENCIAL La película pregunta al espectador: ¿Qué se pretende en la vida? ¿Cuál es el sentido de estar vivos y saberse humanos? ¿La culminación de los retos profesionales proporciona la felicidad? La protagonista a pesar de ser una astronauta exitosa y trabajar en uno de los centros espaciales más prestigiados del mundo, no es una mujer realizada, ni feliz. Su vida careció de sentido cuando perdió a su hija. Su vida se volvió monótona. La música que escuchaba después del trabajo y de regreso a su casa, no importaba. Se trataba sólo de no pensar y llenar el vacío.

Viajando ahora en la inmensidad de la noche, en la oscuridad de las sombras, en la soledad de sus pensamientos, el silencio del espacio le parecía maravilloso. Era una medicina que disminuía sus dolores y sus recuerdos. No existía alguien con quien refutar o confirmar ideas. Estaba sola. Sin más compañía que su alma, y su ser completo y humano. Por eso disfrutaba cualquier sonido que viniese del hogar, del terruño. Podría ser tan cotidiano como el ladrido de un perro o tan evocador como el llanto de un recién nacido.

3. LO ESOTÉRICO (especulativo). La parte menos evidente y más profunda es la posible interpretación de la película como una metáfora del nacimiento y de la creación de la vida. Son evidentes algunas escenas que parecen cuadros tomados del seno materno: la imagen de ella flotando en la cápsula en posición fetal, una vez que se ha puesto a salvo; los astronautas flotando en el espacio, sujetos por una cuerda que asemeja el cordón umbilical; cordón que les permite mantenerse conectados a la nave, en una especie de matriz cósmica.

No deja de ser interesante que la película se llame “Gravedad” aludiendo a la sujeción del planeta, que también tiene relación con la palabra “gravidez”, de “grávido”, que “tiene peso”: Embarazo. Nombre que toma debido al peso del feto en la madre. Como todos los procesos de gestación, hay un momento en que se debe finalizar, y entonces hay que morir para volver a nacer. Se trata de un proceso cíclico que pasa de una etapa a otra. Una fase que termina pero al mismo tiempo inicia una nueva, y así sucesivamente.

Así el nuevo ser debe ver la luz y la cápsula espacial se convierte metafóricamente, en la matriz que servirá para que el feto-astronauta, nazca y se llene de vida. La nave espacial entonces retorna al planeta y en ese ciclo de muerte, vida y nacimiento, la astronauta vuelve a nacer y es arrojada  por la fuerza a ese lago amniótico que podría representar el estanque donde cae la nave.

Otro aspecto que el director nos deja ver, es la manera como la astronauta aborda tres naves diferentes antes de retornar al planeta. La primera su nave nodriza que representa de alguna manera el pasado; la segunda una nave, rusa su presente y finalmente, una china que representa su futuro. La primera carece de alguna cualidad religiosa o filosófica; la segunda hay una imagen de San José sobre el panel de control que representaría la visión cristiana; en la tercera hay una estatuilla de Buda sobre el panel de control. Esta triple representación podría sugerir las diferentes dimensiones en las cuales se mueve el pensamiento religioso de los seres humanos: una sociedad postmoderna e incrédula; una cristiana, formal y jerárquica; y una budista, informal, sin jerarquías.

4. LO CIENTÍFICO. Esta parte evocadora del pensamiento científico, no deja de ser menos interesante. La astronauta cae al lago proveniente del espacio interestelar, de la misma manera como se supone llegaron hace millones de años, los bloques constructores que dieron lugar a la vida. Vida que se originó en los océanos y que después de varios miles de años de evolución, caminó hacia zonas pantanosas y después hacia tierra firme. Esos anfibios dieron lugar a las primeras formas de vida animal y más tarde a partir de ellas, nacerían los primeros homínidos en planeta.

La forma como la astronauta llega a la orilla de lago y con dificultad intenta ponerse de pie, quizá recrea el esfuerzo similar que tal vez los primeros homínidos hicieron para volverse bípedos. A partir de ese momento y gracias a ese cambio evolutivo, el ser humano se volvió dueño del planeta y como consecuencia, responsable de él. El ser humano se convierte ahora en la conciencia y el hermano mayor de este mundo, a quien imaginariamente,  la trama del filme invita a plantearle: ¿Cuál es el sentido de la vida y qué responsabilidad tenemos para con nosotros mismos y para con los demás?

En palabras de Cuarón:

Todos estamos a la deriva… y entonces somos víctimas de nuestra propia inercia