12 dic 2018

La Virgen de Guadalupe: Religiosidad y mito

Víctor  Barrera

La imagen de la guadalupana es un hoy un símbolo cuyo origen da lugar a diversas interpretaciones; algunas basadas en estudios históricos, otros en leyendas.

Existen diversas versiones acerca del origen de la palabra Guadalupe. Una asegura proviene del árabe, que se pronuncia Wad al luben, que significa “río escondido”; otra que se trata de una mezcla de árabe Wad-al y del latín, lupus, lobos; es decir “río de lobos”. Esta versión proviene del hecho que en 1326 en España, se encontró a las orillas del río Guadalupe, una imagen tallada en madera y que se venera desde principios del siglo XVI en su santuario cerca de Cáceres en la región de Extremadura. Se le conocía como Santa María Guadalupe de Cáceres. Años más tarde en 1528, los evangelizadores  colocaron una virgen exactamente igual a esa en el cerro del Tepeyac, pues según Miguel León Portilla, quisieron aprovechar los cimientos ideológicos ya existentes y contrarrestar la adoración a Tonatzin.

Existe una versión más que dice que la palabra Guadalupe proviene del  náhuatl Coatlaxopeuh: de Coatl, serpiente; tla, la; xopeauh, aplastar; es decir, “La que aplastó la serpiente". Ésta última mucho más apegada al simbolismo prehispánico, pues se refiere al hecho mitológico donde la polaridad femenina, la virgen, es capaz de someter a la materia, la tierra, y allanar el camino hacia la sublimación espiritual: La transformación de la serpiente, rastrera, terrenal, al águila alada, celestial y trascendental (Quetzaltcoalt, "La serpiente emplumada")

La virgen del Tepeyac representa una mezcla de las tradiciones prehispánicas y la religión española. Desde antes de la llegada de los europeos, los antiguos mexicanos contaban con una serie de representaciones de la naturaleza; entre ellas estaba la Madre Tierra, Tonatzin. En los pueblos mesoamericanos existía una visión dual del universo; baste recordar el símbolo náhuatl de Ometeolt, el inmanifestado, el señor de la dualidad (Ome, dos; teotl, Dios), que se dividía en Ometecuhtli y Ometeciuatl, señor y señora de la dualidad, respectivamente.  Así Tonatzin, la tierra, era la versión femenina del universo, en contraposición del Sol, Tonatiuh, versión masculina de universo.  Tonatzin,  también representaba a Cihuacóatl, la Mujer Serpiente, diosa de la tierra que regía el parto y la muerte al dar a luz;  y de Coatlicue, la de "la falda de serpientes", madre de los dioses del panteón azteca, diosa de la tierra asociada a la primavera; pero la favorita era Tonantzin. Años después como parte de la evangelización,  se mezclaron dichas tradiciones, y a la fecha a la virgen del Tepeyac en algunas tribus de México le siguen llamando Tonatzin Guadalupe.

Era para los mexicas el símbolo lunar (la tierra, la materia, la fertilidad); de ahí que al pie de la figura esté una imagen de una Luna en su fase creciente y el pelo largo, símbolo de virginidad. Al representar la visión opuesta, se muestra de espaldas al Sol (el cielo, el espíritu), de quien sólo se observan sus rayos resplandecientes. Además la imagen se presenta en su estado de “virgen”, o sea, embarazada; razón por la cual al manto se observa ligeramente ondulado en su caída.

Independientemente de su origen y la manera como llegó a nuestros días, la virgen de Guadalupe representa para una gran mayoría de los mexicanos, la madre universal. La fe y el respeto que se le profesa por creyentes o no creyentes, es evidente. Incluso en su momento el Presidente Benito Juárez, declaró el 12 de diciembre como fiesta nacional; y ya no se diga del símbolo patriótico que hizo de la virgen guadalupana, el cura Miguel Hidalgo, cuando tomó el famoso estandarte del pueblo de Atotonilco (cerca de San Miguel de Allende).

La Guadalupana: Una muestra del sincretismo de un pasado, que ha acompañado desde siempre la historia del México de hoy. 


Fig. 1. Representación tradicional de la Virgen de Guadalupe


Fig. 2 Representación de Tonatzin prehispánico


Fig. 3. Representación de la Virgen de Guadalupe del EZLN


REFERENCIAS

León Portilla, M. (2000). Tonantzin Guadalupe. Fondo de Cultura Económica. México

Gómez Carro, C. (2001). Huitzilopochtli y Guadalupe: La simétrica reinvención del mito. Revista Tiempo Laberinto. Universidad Autónoma Metropolitana. México. Núm 30. Págs. 2-15.

Van Wobeser, G. (2013). Mitos y realidades sobre el origen y culto a la virgen de Guadalupe. Revista Grafía. UNAM. Vol 10 No 1. Enero-Junio. Págs. 148-160.


ANEXO

Reyes, J.P. (2019) La Guadalupana.Excelsior. México. Diciembre 12, 2019





1 comentario:

  1. Parece que algunos han llamado a la deidad de la segunda foto Centeotl o Centeotlicihuatl o Chicomecoatl por el par de mazorcas que lleva en cada mano

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