17 may 2009

¿Qué nos ha dejado la influenza?

Después de la contingencia y a la luz de los hechos descarnados, la influenza parece habernos dejado algunas lecciones. Si bien es cierto que un microorganismo (si es), no puede reducirse a una serie de hechos confiables y predecibles, parece estar bajo un cierto control. A medida que pase el tiempo, este virus se adaptará a las nuevas condiciones y terminará por convertirse en uno más de los virus que nos atacan en una gripe normal.

Uno hecho que parece estar claro, por extraño e insólito que parezca, diría Juan José Arreola, es que debemos volver a los hábitos básicos de higiene, los cuales nunca debieron perderse y hoy gracias a la presencia de virus de la influenza, nos obliga a recordar y a reforzar: lavarse las manos, no estornudar sin protección, cubrirse la boca cuando se padezca un enfermedad respiratoria para evitar el contagio hacia quienes nos rodean, cuidar a los más pequeños y evitar enviarlos a la escuela cuando se encuentren enfermos, etc. En resumen: volver a los hábitos mínimos de higiene siempre sabidos, que no son nuevos, pero olvidados momentáneamente a causa de nuestra agitada vida moderna.

Independientemente de este tipo de detalles mínimos provocados por el virus, aparecieron otros iguales o más peligrosos. Uno de ellos es la desconfianza. Esa peculiar característica de los mexicanos, quizá justificada, pero que no aporta nada a la ya precaria situación económica del país. Como consecuencia de las pasadas elecciones federales del 2006, el pueblo mexicano se encuentra dividido en al menos dos grandes porciones: quienes apoyan al Calderón, y quienes no. En función de esta característica, los mexicanos hemos pasado de la incredulidad respecto de la existencia de la gripe, a consideraciones tales como que, las cosas fueron apresuradas y las medidas adoptadas “no eran para tanto”; y se dice, llevaron a la ya de por sí debilitada economía del país, a una condición tal que ha entrado en recesión; otros por el contrario (incluso apoyadas por voces del exterior) afirman que México actúo tardíamente y debió tomar medida al menos un mes antes de aquel fatídico 23 de abril. Unos y otros dan sus argumentos, pero ninguno parece darse cuenta que tomar medidas en medio de una contingencia, donde la falta de conocimiento y los antecedentes conocidos, generan situaciones verdaderamente complicadas. Las críticas a posteriori, si bien pudieran tener un cierto sustento, resultan inútiles. Un sistema de gobierno frente a un problema de contagio, hace muy difícil pensar tan lúcidamente como se quisiera. Se toman las medidas consideradas pertinentes, con la información con la que se tenga, probablemente insuficiente, pero única. Así pues resulta complicado dar gusto a todos. Se tiene que tomar una determinación, basada en la mayoría de atributos al alcance y se espera que funcione. No hay alternativa.

No obstante se vuelve indispensable revisar los sistemas de alerta epidemiológica. Fue notorio, aceptado incluso por Calderón, que dichos mecanismos no funcionaron adecuadamente. Éstos deben analizarse con miras a mejorarlos, modificarlos y actualizarlos. La mayoría de los científicos coinciden en que la epidemia actual, pudiera no ser la esperada. El virus de la influenza A H1N1, no es quien se pensaba que atacaría al planeta. Las evidencias recopiladas y la historia reciente, muestran más bien la posible llegada de un tipo muy similar al de la gripe aviar: la influenza AH5N1. Este virus atacó a la población mundial en 1918 (en la llamada gripe española), en 1957 y en 1968; fue transmitida y llevada a todo el planeta por aves. La experiencia parecen advertir presencia de un virus con dichas características, y no del tipo H1N1.

Así las cosas, los epidemiólogos de la OMS, los mexicanos incluidos, están atentos. El destino coloca una vez más a México en una situación privilegiada: haber sufrido una epidemia relativamente benigna, pero suficiente para evidenciar las condiciones riesgo a la exposición de un brote de dichas características y acumular experiencia. De nosotros depende aprovechar esta experiencia. De nosotros depende no entrar en confrontaciones estériles. De no mezclar aspectos políticos, que nos lleven a ahondar más todavía las diferencias de la población. De hacer más grandes los rencores provocados por las elecciones del 2006, donde a la mayoría no quedó satisfecha. Las campañas políticas ya están en marcha y siempre existe la posibilidad, que comiencen los insultos, las diatribas y la competencia entre los partidos por ver qué cuál de ellos es más corrupto.

Con la experiencia de México en la epidemia, hay bases para ser optimistas y considerar que estaremos mejor preparados para afrontar una pandemia. Como siempre el destino del país está en nuestras manos.

3 may 2009

Una primera reflexión sobre la influenza

Después de casi una semana de haberse dado la contingencia sobre la influenza, quizás valga la pena hacer una primera reflexión:

1. Independientemente de la postura política que cada ciudadano tenga y a la que tiene derecho, parece que en general el gobierno federal ha actuado correctamente; lo cual no significa que no haya cometido errores en el manejo de la información, en el uso de los recursos y el control de sus subalternos. Es evidente que no siempre se dieron las cosas como se dijo en principio, básicamente por dos razones fundamentales (pueden existir más): una, falta de supervisión de quien tiene la obligación, para que toda la fuerza del sector salud se aplicase cabalmente; y dos, las características de una contingencia de esta naturaleza, que rebasan a prácticamente cualquier institución por muy preparada que esté.

2. La población mexicana en general no está suficientemente preparada para enfrentar a un fenómeno como es una epidemia (nunca se está totalmente). Los microorganismos no obedecen decretos, ni protocolos, ni discriminan condiciones sociales o culturales. Los virus crecen como siempre han crecido durante toda la historia de la humanidad. Lamentablemente en este caso se han reunido al menos dos componentes importantes: la falta de una cultura general en la población y la ausencia de pericia en algunas prácticas del gobierno. La población se guía en ocasiones por supuestos, malentendidos y verdades a medias, no porque exista mala fe, sino porque la experiencia ha demostrado que no siempre el gobierno ha obrado con agudeza y la población en general se vuelve desconfiada. Por esta razón cuando las cifras no cuadran (porque no siempre es tan fácil armonizar un sistema burocratizado, ni el fenómeno mismo se presta), cuando los casos no son explicados convenientemente (Perote, por ejemplo), y cuando los ciudadanos se han acostumbrado a la falta de veracidad en el trabajo del gobierno, son comprensibles las suspicacias.

3. El virus de la influenza humana AH1N1 hasta donde existen evidencias, se ha comportado de forma relativamente benigna. El índice de personas fallecidas (siempre lamentable en cualquier número) es muy bajo: el 96% de los casos comprobados y afectados con el virus, se han recuperado o están en proceso de recuperación y sólo el 4% ha fallecido. A pesar de lo difícil que seguramente será para los familiares afectados, se trata de un índice muy bajo de mortalidad. No sabemos si continuará así, pero hasta el momento parece seguir ese camino.

4. Los días de asueto forzado seguramente rendirán frutos, puesto que están dentro de los límites mínimos del periodo de incubación de los 2 a 9 días, necesarios para el virus se desarrolle y se presenten síntomas característicos. Por esa razón dicho periodo resulta vital para evitar el contagio y romper así la cadena de transmisión. El sacrificio seguramente rendirá frutos.

5. A nadie le gusta perder tiempo y dinero, especialmente a aquellas personas y empresas que han visto afectado su vida productiva. Sin duda. Sin embargo resulta verdaderamente complicado en una situación como esta, evitar que alguien no salga perjudicado. Es importante colocar en su justa dimensión un escenario tan complejo como es el que estamos viviendo y valorarlo con sensatez y equilibrio. Las dificultades económicas serán precio que habrá de pagarse por evitar un mal mayor.

6. No exista seguridad alguna acerca de la ruta que seguirá el virus. Sólo hay una grupo de hechos y una experiencia acumulada en un espacio muy corto de tiempo. Se trata de un virus nuevo que sólo afecta y parece transmitirse entre seres humanos. Hay muchas posibilidades de que a finales de este año exista una vacuna que incluya el serotipo A de la influenza H1N1. La clave está en que el gobierno federal y las empresas correspondientes, se den a la tarea de hacer los trámites y acuerdos correspondientes, para que la población mexicana disponga de dicha vacuna. Está visto que sean los países desarrollados quienes seguramente tratarán de acaparar la mayor cantidad de dosis. La experiencia demuestra que no siempre se elaboran las cantidades necesarias para todos los habitantes del planeta, no porque sea imposible hacerlo, sino porque los intereses económicos, no siempre caminan a la par con los sociales de una población.

La peste

Estaba un viajero en las afueras de una ciudad, cuando se encuentra con la Peste Negra, y le pregunta:

-¿A dónde vas?
" A la ciudad" le contesta la Peste Negra-

¿A qué vas alli?
"Voy a matar a cien personas" contesta la peste negra caminando con dirección a la ciudad.

Al entrar la Peste Negra a la ciudad se mueren mil ciudadanos; cuando sale se encuentra nuevamente con el mismo viajero, quien le reprocha:

-Dijiste que ibas a matar solamente a cien, ¡y murieron mil!
A lo que contesta la Peste Negra:

"Yo solamente maté a cien; el miedo mató a los demás…"


ENVIADO POR CSLT

1 may 2009

Más sobre las cifras de la influenza

Hace algunos minutos las Secretaria de Salud dio a conocer las cifras sobre la epidemia de Influenza. Sin querer estrar en la polémica de los datos, pues siempre habrá diferencia en los criterios, me parece que hay aspectos que coinciden con el desarrollo esperado de la enfermedad. Se habla del alrededor de 2, 500 casos son transornos respiratorios, de los cuales no todos correspondieron a una transtorno provocado por la influenza. De todos ellos hasta hoy (1 de mayo), se reconocen como "sospechosos" 776; a su vez de estos casos, 358 han dado una prueba positiva a influenza y se han contabilizado 15 muertes, lamentablemente.

Sin querer minimizar, ni despeciar el valor y la dolencia de las personas y familiares involucrados, vale la pena hacer una pequeño cálculo para dimensionar mejor el problema: De las 358 casos con influenza (de 2500 aprox), han muerto 15; lo cual significa que del total de las personas infectadas con influenza, sólo el 5 % ha fallecido y el 95 % se ha recuperado. Este dato concuerda con los estudios previos que se han reportado sobre influenza. Es decir, se trata de una enfermedad de alta morbilidad (pacientes que pueden infectarse) pero de una baja mortalidad.

La influenza en una enfermedad que si se trata a tiempo, puede ser curable. El restablecimiento por supuesto que dependerá de varios factores en el paciente (estado general, padecimientos previos, edad, estado nutricio, inmunocompromiso, etc.), pero de ninguna manera significa que la enfermedad sea incurable.

Hay que conservar la calma y mantenerse alertas, nada más y nada menos.