La película de Guillermo del Toro
recién estrenada merece un comentario. Como todo trabajo basado en el arte se
trata de una experiencia subjetiva; es decir: depende del sujeto, de eso que
una persona sea capaz de percibir, de acuerdo con sensibilidad, pensamiento y
sobre todo, de su cultura (definida en principio y sin animar a debate, como
una consecuencia de todas las experiencias leídas o vividas). Por tanto podría
gustarle unos y no gustarle a otros. Están en su derecho. Esta reflexión es
personal. No es una interpretación única, ni definitiva. Aclaro: No soy crítico
ni experto en cine. Simplemente gusto de ese arte, como muchos,
Ambientada en los años 50s-60s de
EEUU, el autor y director Guillermo del Toro,
afirma que es parte de sus propios momentos de introspección, aunque la
historia resulta curiosamente actual.
En el arte escénico hay tres protagonistas
fundamentales: El actor, el productor y el director. Dicen los saben que en la
televisión, el productor es quien lleva la batuta; en el teatro, el actor; y en
el cine, el director. En el cine cuando se presenta una historia que suele parecer
a primera vista “extraña, rara”, la pregunta obligada es: ¿Qué me quiere decir el director con esta película?
A diferencia del
estadounidense, el cine europeo intenta que el espectador razone y saque sus
propias conclusiones. La historia no está “digerida” por el director; el espectador
es quien tiene que asumir la responsabilidad de interpretarla. Por eso en
ocasiones películas con este estilo, no siempre son del agrado para todos y pudieran
no comprenderse a primera vista. Se vuelve necesario meditarlo, repensarlo. Ahí
es donde la pregunta sugerida quizá resulte útil y así iniciar el reto. La
película de Guillermo del Toro camina en ese sentido.
El título: La forma del agua
Aunque en la filosofía del
antiguo oriente ya hablaba de ellos, los griegos afirmaban que la naturaleza
estaba formada por cuatro elementos: El Agua, el Fuego, la Tierra y el Aire. Dichas
cualidades fueron retomadas por la
tradición, con características místicas cuyos significados eran: El sentimiento (Agua), el pensamiento (Aire), la percepción (Tierra), la intuición-arrojo (Fuego). Esta
interpretación se extendió por todo el planeta y aparece en varias de las
culturas del mundo (entre ellas la mexica y la maya por ejemplo). Esta
concepción dio lugar a una serie de implicaciones poéticas, psicológicas o
filosóficas, según se quiera ver.
El nombre del filme, no es
casual. Al inicio de la historia el narrador lanza una pregunta: “¿Qué nos puede decir el agua?” O sea, de qué podría hablarnos el agua. En ese
medio nació la vida hace miles de años, nos recuerda. El Agua representa al
sentimiento, las emociones (el amor, el odio, celos, etc.). Rápidamente el
director ubica como idea fundamental al sentimiento, la base de una red que se entreteje y se conecta con las historias de los
personajes. Casi toda la película recrea un ambiente donde el agua está
presente por todos lados (lluvia en ventanas, en calles, mar, estanques, el
baño usado como piscina, la ebullición del agua y huevo, etc.). Los sentimientos y emociones de dichos personajes, son el ambiente que colorea toda la trama.
El racismo
No pasa desapercibido el
paralelismo de la historia con los sucesos ocurridos en esa época en EEUU. El
desprecio hacia los afroamericanos y las clases menos favorecidas. Sin
derechos. Obligados a soportar la ignominia, la marginación. Los hechos son
evidentes en varias de las escenas. Del Toro muestra en varias de las partes
del filme, algunas pantallas de televisión, con musicales y noticias de esa
época. Una sociedad claramente dividida en blancos y negros. Privilegiados y no
privilegiados.
La criatura representa al
personaje abusado, maltratado, sin ningún derecho. El instrumento que usan para
someterlo, es una macana eléctrica; la misma que se usaba para contener a los
afroamericanos cuando se atrevían a protestar, en esos días de la sociedad
norteamericana. No deja de llamar la atención que la historia se asemeja mucho
a los sucesos que ocurren hoy en EEUU y casi por las mismas razones. Quizá
ahora no sólo contra afroamericanos, sino también en contra de latinoamericanos
y extranjeros.
El inconsciente
Se dice que los sueños son el
mundo del inconsciente. No se sabe qué tiene Guillermo del Toro en su
inconsciente, de donde quizá y sólo quizá, brotó una historia de fantasía como
esta. Pudiéramos coincidir en que hay modelos, arquetipos o patrones, que han
recorrido la mente de los seres humanos. Varios de dichos arquetipos se
utilizan en psicología como alegorías y representaciones de la Psique. Como si los seres humanos
tuvieran un núcleo de origen de pesadillas y fantasías, que se han coleccionado
a lo largo de la historia. Aparecen en cuentos, relatos, mitos, etc. Carl Jung definió a esta característica
como el inconsciente colectivo. Quizá
ahí se encuentran los miedos de la raza humana, pero también es posible se
encuentren las armas para superarlos.
Eliza Esposito
Una chica dedicada a la limpieza
del laboratorio donde se guarda a la criatura, Eliza es una mujer sencilla,
sola, muda, sin aparente oficio ni
beneficio. Como suele ocurrir con las personas que carecen de algunos los
sentidos clásicos, ella desarrolló más otro: la sensibilidad y la capacidad de
empatía. Fácilmente entra en contacto con el anfibio. Se conecta con él
mediante los sentimientos y emociones que les provoca verse, tocarse, disfrutar
de la música. Gracias a la criatura, ella se da cuenta por primera vez, que alguien
la ve como una mujer completa. El lenguaje
de señas les permite conversar, comunicarse, conocerse uno al otro. Sus espíritus son los que se tocan, sin
siquiera pronunciar una palabra. Ninguno puede hacerlo. Ni hace falta. Todo
es transmitido con sensaciones que van más allá del sólo contacto físico.
El monstruo
Parte central del filme, este
personaje resulta amenazante para los militares y científicos, simplemente
porque no lo conocen y en consecuencia creen que es peligroso. Reacción muy
común hoy dentro y fuera de varios países. Se rechaza aquello que no se entiende
o que tal vez, no se desea entender.
Pronto es evidente que “el monstruo”
tiene una mayor sensibilidad que muchos de sus vigilantes, especialmente del
policía encargado de custodia. Hombre despiadado, sin escrúpulos, de apellido Strickland (“Tierra del Golpe”),
que gusta de mascar caramelos de forma tal que parece que está haciendo crujir
los huesos de sus víctimas. Este personaje se ve a sí mismo como un hombre “decente” y “cumplido”. Debido a su egoísmo,
es incapaz incluso de compartir un sentimiento íntimo con su propia esposa, a
quien para satisfacerse sexualmente, le cubre la boca con su mano y la
obliga a no emitir exclamación alguna durante el acto, con el único fin de experimentar una sensación de sometimiento.
El narrador al principio del
filme dice: “Les contaré acerca de ella y
del monstruo que trató de destruir todo”. Al final la pregunta brota casi
de forma natural: ¿Quién es el
monstruo?
A manera de conclusión
El trabajo de Guillermo del Toro
es sin duda una película necesaria en esta época. No se trata sólo de una de
una película romántica. No sólo es una película de ficción. No sólo es un drama. Es una película que recuerda las debilidades de los
seres humanos, pero también que presenta sus fortalezas. Como algunas otras, es
una película que da paso a la esperanza, la imaginación, la poesía. Coloca en
primer término a la esencia de la naturaleza humana, a la belleza, a los valores
universales, a la razón de ser la vida. Invita al espectador a hacerse
las preguntas fundamentales.