¿Por qué tanto recelo de acá para allá? ¿Qué impide esta aceptación de lo que otras ciencias podrían aportarnos?
Creo que hacen falta lo que me gustar llamar “puentes epistemológicos”. Sin demeritar el trabajo tanto de humanista como de científicos, me parece que hacen falta científicos que si dejar de lado su trabajo se adentren en el terreno de las humanidades; especialmente científicos que se preparen como docentes no empíricos, capaces de tomar de la mano a otros colegas y ayudarles a cruzar de forma exitosa. La frontera hacia el campo de las humanidades y claro la de la educación.
Igualmente hacen falta artistas, filósofos y humanistas, que sin dejar de lado su preparación y responsabilidad con su arte, tomen el riesgo de adentrase en el campo científico y lleven de la mano a otros humanistas, para adentrase en el conocimiento científico y todo lo que implica. Por experiencia sé que no hay nadie mejor que un científico con experiencia que ayude a otro científico a entender qué son las humanidades, cuál su objeto de estudio y en qué radica su importancia. De la misma forma no hay nadie mejor que un humanista con experiencia para que ayude a otro humanista a ver el conocimiento a través de la lente de la ciencia. El resultado puede ser realmente bueno, pues los conceptos y los ejemplos usados para entender una determinada idea, son más claros cuando un científico usa ejemplos científicos para tratar de explicar planteamientos humanistas y viceversa.
Creo que hacen falta lo que me gustar llamar “puentes epistemológicos”. Sin demeritar el trabajo tanto de humanista como de científicos, me parece que hacen falta científicos que si dejar de lado su trabajo se adentren en el terreno de las humanidades; especialmente científicos que se preparen como docentes no empíricos, capaces de tomar de la mano a otros colegas y ayudarles a cruzar de forma exitosa. La frontera hacia el campo de las humanidades y claro la de la educación.
Igualmente hacen falta artistas, filósofos y humanistas, que sin dejar de lado su preparación y responsabilidad con su arte, tomen el riesgo de adentrase en el campo científico y lleven de la mano a otros humanistas, para adentrase en el conocimiento científico y todo lo que implica. Por experiencia sé que no hay nadie mejor que un científico con experiencia que ayude a otro científico a entender qué son las humanidades, cuál su objeto de estudio y en qué radica su importancia. De la misma forma no hay nadie mejor que un humanista con experiencia para que ayude a otro humanista a ver el conocimiento a través de la lente de la ciencia. El resultado puede ser realmente bueno, pues los conceptos y los ejemplos usados para entender una determinada idea, son más claros cuando un científico usa ejemplos científicos para tratar de explicar planteamientos humanistas y viceversa.
Otro factor que puede verse superado es la comprensión del marco referencial sobre el cual se sustenta el pensamiento científico o el pensamiento humanista, ya que la construcción del conocimiento es totalmente diferente en cada caso. La diferencia radica no solamente en el concepto mismo, sino en la manera racional y cognitiva que antecede y sustenta cada uno de las ideas, tanto en la ciencia como en el humanismo. Un ejemplo: en ciencia cuando se habla de energía, densidad, o reacción química, la definición es perfectamente clara y se entiende igual en México, en EEUU o en China. No importa el país, ni el idioma. Se trata de conceptos. En cambio en el arte cuando se habla de belleza (un constructo), la definición puede ser incluso opuesta en México, EEUU o China. En ese sentido, la mayoría de los científicos piensan que las ideas son claras, definidas, sin lugar a dudas y su pensamiento se construye precisamente con ideas que son claras, definidas y sin lugar a dudas. Así cuando un científico lee algún teórico de la sociología, de la filosofía y el humanismo, piensa que todas las ideas plasmadas en un texto, son las misma independientemente del autor que las escriba o las diga.
Esta experiencia ha sido muy clara cuando he tenido la oportunidad de trabajar con profesores de ciencias duras, algunos piensan que su sentido común es suficiente para disentir y disertar sobre cualquier tema en educación, sociología y filosofía. Algo similar podría suceder con los humanistas que llegado el momento, podrían llegar a pensar que un conferencista o el escritor científico es demasiado “liberal” en sus palabras y que resulta utópico o con poco sustento su pensamiento o discurso. Ambos científico y humanista, pueden llegar a tener serias diferencias tanto ontológicas como epistemológicas.
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